Reseña Canto yo y la montaña baila

Hola a todxs. Hoy vuelvo con la reseña de un audiolibro. En esta ocasión se trata de "Canto yo y la montaña baila" de Irene Solá publicado por Anagrama y narrado por Irene Montala.

En total son 5 horas y media de reproducción, unas 200 páginas en papel entre: 23 relatos (capítulos) de una misma historia, nota de la autora y agradecimientos.

Se trata de una ficción realista con tintes líricos. Ubicada en un pueblo situado en los Pirineos Catalanes. 

Pedazos de un todo, que nos van transportando a diferentes puntos aleatorios en el tiempo.

Narrada en primera persona desde diferentes POVS. Vamos a escuchar a las flores, a las mismísimas nubes, a los animales y a los habitantes de dicho pueblo.

Y también vamos a observar las relaciones entre ellos y el paso de los años.

Un libro que parece haber sido escrito para ser narrado e interpretado. Acción, emociones, escenarios; impregnado de una belleza poética y musical.

A veces desgarrador, crudo, sin prejuicios, sincero; otras veces íntimo, dulce, tierno. 

Que vas a encontrar:

Duelo

Amor

Naturaleza

Alegría y tristeza

Violencia 

Resignación 

Opinión:

Me alegro de haberlo escuchado porque la narradora le aporta aún más belleza y sentimiento. Pero aun así me lo leeré en físico sin duda para comparar está maravillosa experiencia.

Me ha gustado mucho la franqueza y la fuerza con que se expresan los personajes. Y como la autora va hilando y cosiendo los retazos hasta un final que me ha dejado muy buen sabor de boca.

Lo conocéis? Qué os parece? Hablamos en comentarios 😉

Sinopsis ⚠️ ⚠️ ⚠️ 

Canto yo y la montaña baila es una novela en la que toman la palabra mujeres y hombres, fantasmas y mujeres de agua, nubes y setas, perros y corzos que habitan entre Camprodon y Prats de Molló, en los Pirineos. Una zona de alta montaña y de frontera que, más allá de la leyenda, conserva la memoria de siglos de lucha por la supervivencia, de persecuciones guiadas por la ignorancia y el fanatismo, de guerras fratricidas, pero que encarna también una belleza a la que no le hacen falta muchos adjetivos. Un terreno fértil para liberar la imaginación y el pensamiento, las ganas de hablar y de contar historias. Un lugar, quizás, para empezar de nuevo y encontrar cierta redención.